El tesoro más bello

El tesoro más bello

Problemas de dinero solucionados sin dinero

Eco-lógica y el ajuste constante para honrar la energía.

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Urtats
oct 20, 2025
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Durante años trabajé y me apliqué con una dedicación inquebrantable, incluso obsesiva.
La solución que había encontrado para satisfacer mis múltiples intereses —y la pasión que sentía por ellos— era optimizar cada uno de los minutos de mi vida.

Y, por si llenarme la agenda de miles de cosas y forzarme a sacarlas adelante no era suficiente, aprovechaba cada resquicio para buscar maneras de mejorar mi rendimiento (como cagar leyendo libros de productividad XD).

Así que, cuando empecé a trabajar de ingeniero y veía que otros no rendían al mismo nivel y cobraban parecido… me frustraba.
(Aunque en ese momento aún no era consciente).

El clic

En 2018, en un curso de RWRI, conocí a Jacopo.
Tenía sentado a mi lado a otro curioso entusiasta que ya había hecho el trabajo de poner palabras a esa frustración que yo sentía y darle una solución.

Él era consciente de que el valor que podía aportar no era necesariamente lineal ni al tiempo ni al esfuerzo dedicado —y mucho menos aún a las horas sentado delante de un ordenador—.
Así que había decidido dejar de cobrar por horas o tener un sueldo fijo.
Usaba su creatividad para plantear fórmulas en los que el valor recibido por sus clientes (en el sentido más amplio dela palabra) se trasladaban al valor recibido por él.

Para mí, fue liberador y expansivo.
Por un lado, ponía palabras a una frustración e injusticia que sentía.
Por otro, me mostraba que las maneras de llegar a acuerdos económicos solo estaban limitadas por nuestra creatividad.

¡A valor añadido se ha dicho!

Empecé a practicar relacionarme por valor añadido y en seguida vi que funcionar así no era una técnica, sino un cambio relacional que atraviesa personas, grupos y sistemas.

Si cobro por horas y tardo más que otro en resolver lo mismo, cobro más.
Tengo incentivos para ser menos competente —especialmente cuando el contrafactual (lo que otro profesional tardaría y cómo lo haría) se desconoce—.
Si trabajo en una empresa donde lo que se valora y lo que yo valoro no están alineados, los incentivos me empujan —tarde o temprano— a hacer lo justo o a irme.
En los casos más extremos, ni la voluntad del mayor jefazo puede cambiar la marea de unos incentivos arraigados y desalineados.

Más pruebas, más matices

Y yo, seguía a lo mío.
Embarcándome en nuevos proyectos, guiado más por mis apetencias que por motivos racionales, fui probando otras maneras de recibir valor por mis servicios:
cobrando por horas Robin Hood style (diferente según el cliente),
negociando un sueldo sostenible para la empresa en un proyecto que realmente me importaba,
ajustando mi implicación a la del resto del equipo en otro proyecto que me aportaba dinero y poco más…

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