Para los que no sabéis qué es una tortilla de patata o cómo hacerla, lo siento por vosotros. Están brutales. Tal vez un día nos comamos una juntos. De momento, te diré que, para poder saborear este post, solo necesitas saber que, para hacer la tortilla como me gusta, necesito cortar patatas y freírlas en varias tandas consecutivas, sin dejar que el aceite se recaliente… ni que se enfríe demasiado.
En casa, nos encantan las tortillas.
Mejor dicho, nos encantan las tortillas deliciosas.
Y eso significa que he hecho tantas, que me ha permitido notar algunos matices interesantes sobre el rendimiento.
A veces he cortado las patatas con tanta antelación que, entre fritura y fritura, me he encontrado sin nada que hacer.
Otras veces, no he cortado suficientes patatas de antemano y me he visto corriendo para tener la siguiente tanda lista (con el riesgo de tener que cambiarme el nombre a Frodo Nueve Dedos).
Si lo miro desde la optimización del tiempo y mi propia energía:
En los primeros casos, no aproveché todo el tiempo disponible… pero, si conseguí entrar en modo zen, salí más energizado de lo que entré.
En los segundos, quizá logré el mejor tiempo posible, pero el estrés me drenó, dejándome peor para lo siguiente en el día.
Obviamente, como cualquier metáfora, esta es una observación simplificada de una realidad mucho más compleja.
Ese “tiempo muerto” se puede usar para paralelizar otras tareas: limpiar un vaso, recoger el lavavajillas o, mejor aún, estar tranquilo conmigo mismo.
Y, para no drenarse (ni cortarse una falange), también se puede, por ejemplo, flexibilizar el requisito: bajar la temperatura del aceite mientras se acaba de cortar la siguiente tanda o freír unas patatas a la mañana y otras a la tarde.
En realidad, las posibilidades son infinitas.
De lo que me doy cuenta es de esto:
el equilibrio entre preparación y ejecución es clave.
No solo para que la tortilla salga deliciosa y no pierda tiempo…
sino para que el proceso no me drene.
Y, a veces, incluso me recargue.
Cuando pasa eso —cuando hago algo bien y además salgo mejor que cuando empecé— la euforia que me nace de dentro me dice que he tocado el verdadero rendimiento.
Tortilla de patata suena a planazo!
Queremos tortilla sin falanges y con sabor a euforia! 😊😊😊
la noche de San Juan es un buen día para ello! 😉