La creatividad al otro lado de la miseria
Y el coraje para probar.
Me sentía miserable.
Vacío.
Frustrado, también diría.
El conjunto de sensaciones y su mezcla —como no podía ser de otra manera— eran nuevos.
O al menos, no recuerdo haberme sentido así antes.
Sobre todo, el vacío era muy significativo.
No sentía un pesar, era más un vacío, sin ilusión.
Tengo claro que el cansancio acumulado tenía algo que ver,
pero también el hecho de no ver el camino a seguir, algo que no muchas veces me pasa.
Había cogido recientemente un trabajo de 6 AM a 11 AM, mecánico, que no me drenase emocionalmente y no interfiriese con la creatividad que quiero reservar para este proyecto y en general para crear la vida que estamos queriendo crear.
La hipótesis era que, mientras este proyecto madura y el negocio de mi mujer cambia de paradigma, un apoyo económico nos vendría bien para no sentir una excesiva urgencia ahogadora que nos llevase a forzar y a no respetar los tiempos de maduración de nuestros proyectos.
Pero, la sensación del primer día, aunque física y psicológicamente muy buena, logísticamente la veía negro.
A todo esto se le sumaba que, en las últimas semanas, había gozado mucho de jugar en la calle con mi hija y algo dentro de mí, aunque pequeño y consciente, me presionaba a aprovechar el momento con ella y disfrutar.
Buenos antónimos.
Necesitaba coger la mochila, ir a la calle, patear como cuando mi hija recién nacida y yo hacíamos tres horas de caminata mientras se echaba la siesta. Buenos momentos en tiempos oscuros que a su vez me encendían una alerta de: Uf, ¿estoy otra vez ahí?
Hicimos la ruta de parques, camino a recoger a amatxu al trabajo. Y, después de pegarse unas buenas palicillas jugando y corriendo, estaba preparada para capitular y dormir. El último recurso de esta pequeña y preciosa entusiasta a la que adoro. Mientras tanto, mi capacidad de atención, saturada.
Fue aquí, una vez cerrada la mochila de porteo, con miras a una caminata larga y cuando mi atención pudo descansar donde ocurrió.
Empezaron a lloverme ideas, entre ellas la idoneidad de otros formatos —como el vídeo crudo y sin edición que recibiréis este viernes— para satisfacer mi interés en este proyecto e incluso mejorar, por la vía complementaria, el mensaje, la historia o la perspectiva que transmito a través de este blog. Una pieza importante esta de un estilo de vida que soñamos, que sé que conseguiremos crear y que, en algún sentido, ya la tenemos.
Confío en nuestra creatividad como familia y en la apertura hacia la vida para recorrer el camino a nuestra manera. Lo que implica, como en este caso concreto, estar también abierto a sentir miseria, vacío y desesperanza como proceso necesario de llegar al otro lado. En vez de, como en el pasado, luchar contra ellos.
Por mucho que cueste sentarse con estas sensaciones de mierda,
por mucho que a la razón le cueste verlo y entenderlo,
el camino es a través, no en contra.
Y, paradógicamente, será entonces, cuando lo haya vivido, que la razón también entenderá cómo funciona todo esto.
Solo hace falta el coraje para probar.
Un abrazo.
Urtats



Creo que, también, es un cambio de paradigma la manera en la que vivimos esas emociones, ahora con una nueva perspectiva y con unas “etiquetas” distintas. Reconociendo, que son el camino en el que podemos mudar la piel. 💪🏼
Eskerrik asko por estas reflexiones y puntos de vista. Me quedo con esta frase entre otras.
"Por mucho que a la razón le cueste verlo y entenderlo, el camino es a través, no en contra."