Ni me acuerdo dónde lo vi.
Pero recuerdo bien lo que aprendí.
Un experimento científico que hoy no pasaría ningún comité ético, pero que revelaba algo muy interesante, y al mismo tiempo, que no se os hará nada ajeno.
Metían a una persona en una habitación, le enchufaban cables y le daban calambrazos aleatoriamente. Pfffjajaja… lo siento, no puedo dejar de reírme imaginándome el panorama, qué salvajada más absurda.
En realidad no recuerdo los detalles.
Tampoco importan.
Lo importante es lo que pasaba:
Algunos participantes desarrollaban intrincadas y sofisticadas rutinas que incluían ruidos, volteretas y contorsionismos con los que aseguraban haber descifrado el protocolo que les permitía evitar los calambrazos.
Ja, ja, ja, ja… me imagino a una persona imitando el ruido del papagayo en celo, mientras da saltos de una silla a una mesa, con un bolígrafo metido en la oreja y los pantalones por los tobillos… Ja, ja, ja, ja (qué bien me lo estoy pasando con este post).
Bromas y risas aparte, lo que me parece valioso de todo esto es lo siguiente:
Nuestra razón es capaz de imaginar reglas generales inexistentes a partir de eventos aleatorios que después somos capaces de sostenerlos como certezas absolutas.
No me digáis que no lo habéis hecho nunca :)
Yendo un poco más allá, este experimento me ayudó a entender (un poco más) cómo en este mundo tan incierto es posible que existan terraplanistas y narcisistas capaces de moldear los hechos a su gusto…
Y también entender cómo la necesidad de control e incapacidad de vivir en incertidumbre puede hacernos sostener este mecanismo hasta límites absurdos.
Que quede claro, no juzgo a esas personas.
Muchos necesitamos o hemos necesitado sostener creencias porque, en un momento de nuestras vidas, creerlas fue una manera de justificar y tolerar un sufrimiento que no merecíamos. Y, tal vez, hoy seguimos atascados en racionalizaciones que, en su día, nos ayudaron a sobrevivir.
Sea como sea, la posibilidad de quedar atrapados en un sistema de bucle cerrado que se autoprotege, moldeando una y otra vez la realidad a nuestras necesidades emocionales no cubiertas, es real.
De ahí la importancia de aprender a integrar otras herramientas que ayuden a equilibrar las limitaciones de la razón.
Os cuento más sobre esto pronto.
Un abrazo.
Urtats
Muy bueno el escrito Urtats! Parece que tenemos tendencia a overfitear lo que nos ocurre. De todas maneras, este tipo de asociaciones creo que pueden tener ventaja evolutiva, ya que nos permite prever riesgo en base a partir de la información que nos llega.